El punto es el elemento visual más simple de la composición y a la vez elemento simbólico más complejo, pues su fuerza visual es muy expresiva.
Es el elemento que más se utiliza aunque aveces no se haga muy evidente. Su dimensión en relativa en relación a donde se ubique, por ejemplo, un punto es tanto el rastro que deja un lápiz al apoyarlo sobre el papel como una plaza de una ciudad en medio de un territorio mayor.
En el espacio visual el punto figura conceptualmente como el centro (que no es lo mismo que el lugar medio), o el foco principal de atracción visual .
El punto posee una gran fuerza de atracción visual cuando se encuentra sólo y crea tensión en presencia de otro, marcando un sentido direccional.
Cuando el punto está colocado en el centro visual, ligeramente por encima del centro geométrico, produce la sensación de equilibrio. Si el punto está en el centro geométrico parecerá encontrarse más bajo y se romperá dicha sensación de equilibrio. Alejar el punto del centro visual provoca sensación de dinamicidad.
Cuando se sitúan próximos dos puntos pueden producir sensaciones de tensión o de dirección, creando en la mente del espectador una línea recta imaginaria que los une.
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